
Don Julián Santana era el cuidador de esta isla y se cuenta que encontró a una niña que se ahogó en las aguas circundantes. Poco después de la tragedia encontró una muñeca que estaba flotando el agua y la colgó en los árboles para mostrar respeto y apoyar el espíritu de la niña. Durante 50 años, hasta que se ahogó en las mismas aguas, siguió colgando muñecas y ahora es una atracción turística de mucho interés.
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